En el presente, en los países desarrollados, tres de cada cuatro matrimonios termina en divorcio en menos de seis años. La probabilidad de divorcio es la mas alta en matrimonios de veinte o mas años.
Es difícil estimar el porcentaje de niños que están siendo criados por un solo familiar debido a la separación. En nuestro sistema educacional, a los jóvenes se les enseña todo tipo de asignaturas que se consideran importantes para su crecimiento y bienestar.
Curiosamente, el cómo desarrollar relaciones amorosas sanas y duraderas no es uno de ellos. Se asume que todos nacemos con el conocimiento, la habilidad y la capacidad de relacionarnos, amar y crear familia. La triste verdad es que en la pubertad, cuando los cambios hormonales toman lugar y la sexualidad impetuosamente se despierta, adolescentes y padres no tienen ni idea de como canalizar adecuadamente las poderosas energías de la sexualidad.
La única opción abierta es la de no hablar de ella, suprimirla y aparentar que no existe y no nos inquieta. Luego cuando relaciones mas profundas se buscan, la mayoría de personas no tienen idea de cómo crear las condiciones propicias para que tomen lugar. Lo peor de todo es cuando las relaciones terminan y un torrente de emociones negativas nos ciegan no tenemos idea de que hay que disolver los vínculos energéticos que se forjaron en los buenos momentos para poder seguir adelante con nuestra vidas.
A menudo intentamos de desarrollar nuevas relaciones sin saber que los vínculos de la relación anterior están intactos e interfieren. En esta nivel se exploran los procesos energéticos que se ponen en marcha desde en el instante en que nos atrae alguien hasta el momento en que nos separamos.
Se exploran los cambios de conciencia que tienen que tomar lugar para que una relación logre operar desde el chacra del corazón y mas allá. También se investiga las interferencias a desarrollar relaciones duraderas cuando han tomado lugar molestias sexuales en la infancia y juventud.